Cuando se habla de formación valoral, aunque se acepta que la familia es quizás el espacio privilegiado para lograrlo -lo que se asocia con el derecho de los padres de formar valoralmente a sus hijos- prácticamente todos los planteamientos hacen referencia a la escuela y a otros niveles educativos formales. Una de las razones para esto es, desde luego, el carácter masivo de la escuela y su potencial impacto societal.
Los valores se desarrollan en los individuos en forma automática. Requieren de un proceso educativo intencionado y sistemático. Un proceso de esta naturaleza es necesario tanto para el logro del desarrollo cognoscitivo -que parece ser un prerequisito para que el sujeto llegue a la definición de principios morales- como del propio desarrollo de los principios morales del sujeto. El desarrollo valoral, por tanto, no es algo que ocurra en su plenitud como fruto natural del proceso evolutivo del ser humano. Hay que perseguirlo explícita y sistemáticamente.
La educación secundaria debe brindar a los jóvenes las herramientas, los conocimientos y las competencias necesarias para desarrollarse como personas, para tener éxito en la vida laboral o para continuar sus estudios a nivel superior. Las condiciones actuales demandan que el sistema educativo, y específicamente el nivel medio o secundaria, respondan adecuadamente a los requerimientos de quienes emplean a la fuerza laboral.
En nuestra escuela perseguimos desarrollar la educación en Valores apegados a el perfil de egreso de la Educación Básica, en donde, se establecen las competencias que un alumno debe tener al concluir el ciclo. Entre ellas su capacidad para ejercer valores de convivencia y prácticas democráticas.
Aqui algunos de nuestros valores
